—Leo, amar es un verbo, no un sustantivo. No es algo que se establezca de una vez para siempre, sino que evoluciona, crece, sube, baja, se hunde, como los ríos ocultos en el corazón de la tierra, que sin embargo nunca interrumpen su curso hacia el mar. A veces dejan la tierra seca, pero discurren por debajo, en las cavidades oscuras, o ascienden y brotan, fecundándolo todo. (...) Nos engañamos mucho, Leo. Creemos que el amor está decayendo, cuando en realidad lo que nos está diciendo es que quiere crecer... como la luna: vemos solo un cuarto, pero la luna siempre está ahí entera, con sus océanos y sus cumbres, solo hay que esperar que crezca, que poco a poco la luz ilumine toda la superficie oculta... y para eso hace falta tiempo.
Blanca como la nieve roja como la sangre
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