
Si hubiera una casa para mí en el cielo tendría que tener una farola verde y un seto o algo tan concreto y personal como una farola verde y un seto. Me refiero a que Dios me ha ordenado que ame a un lugar y lo sirva, y haga lo que sea por imposible que parezca por honrarlo, de manera que ese lugar único sirva de testimonio contra todos los infinitos y sofisterías, y de que el Paraíso está en algún lugar y no en cualquier lugar, que es alguna cosa y no cualquier cosa. Y creo que no me sorprendería tanto que mi casa del cielo tuviera una farola verde, después de todo.
G. K.Chesterton