"Scribere me aliquid et devotio iubet"

"Scribere me aliquid et devotio iubet" San Bernardo de Claraval

Ya no le temo al blanco...

"Noto mis palabras libres y a la vez con peso. El peso se lo dan los hechos por los que he pasado, aunque ya se han convertido en alas y plumas que la hacen volar, tan ligera como grave. Sólo ahora que tengo peso, sé volar" Alessandro D´Avenia.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Hacia ti elevo mi voz...

Friedrich. Wanderer

A ti... porque nadie salvo tú podrá entender la verdad que cuenta...las dudas que nos asaltaban de noche... antes de hacerse la luz en la cabeza... otra vez...

“Un nublado se cernía sobre los pensamientos del hombre;
eran tiempos lamentables como el clima. Sí, cuando estábamos juntos, de niños, teníamos una nube de tristeza en el alma… Esta es la historia de aquellos viejos miedos, e incluso de aquellos infiernos vacíos, Y nadie salvo tú podrá entender la verdad que cuenta, las dudas que nos asaltaban de noche, mientras hablábamos enardecidamente. Y en la calle amanecía de pronto Antes de hacerse la luz en la cabeza"

"¡Oh, vieja sombra extraña entre nosotros! ¡Oh, misterio de la voz dulce!,
llegada la hora de las interrogaciones, hacia ti elevo mi voz.
Inestables y rotos caen los credos y las cosas viejas y ya no son.
Los templos tiemblan y crujen y murmuran no se sabe el qué.
Las distintas formas de adoración en las que veíamos lo divino
se dispersan y abandonan en medio de las cosas que han sido.
Una terrible sensación de cambio y despertar invade la tierra,
no sabemos en qué creer ni a qué conocimientos echar mano.
Por eso me vuelvo a ti, al infinito sin nombre,
madre de todos los credos que amanecen, moran y desaparecen,
voz en el corazón del hombre, imperativa, inmutable, oculta,
Llamada a la construcción de la fe de toda la humanidad por los
siglos de los siglos"
Gilbert K. Chesterton


“La adolescencia es una cosa compleja e incomprensible. Ni habiéndola pasado se entiende bien lo que es. Un hombre no puede comprender nunca del todo a un chico, aun habiendo sido niño. Crece, por encima de lo que fue el niño, una especie de protección que pica como pelo; una dureza, una indiferencia, una combinación extraña de energía dispersa y sin objeto, mezclada con cierta disposición a aceptar las convenciones.

Este párrafo contiene la paradoja de la niñez al estilo chestertoniano; es un misterio que sabemos que existe, pero que no sabemos explicar. El niño es el padre del hombre, paradójicamente es mayor que el hombre, su existencia es anterior y sus recuerdos más antiguos. El niño ha pasado toda la vida con el adulto, estaba con él incluso antes de que el adulto naciera. Y, sin embargo, el adulto ni conoce ni comprende al niño…

La inocencia de la infancia se hallaba amenazada en ese nuevo mundo en el que se encontró de pronto; por cada destello de luz había una sombra acechante; las contradicciones y las opiniones contrarias luchaban por la supremacía. No obstante, la formación de los años preescolares influiría decisivamente en su vida futura. Cada vez que el infortunio parecía vanagloriarse de su triunfo o cuando le invadía la oscuridad de la desesperación una ráfaga de luz infantil dispersaba las sombras. Años después, el hombre que salió victorioso tras haber ganado la batalla, tenía una deuda de gratitud con el niño.” Joseph Pearce. Sabiduría e inocencia.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Dónde estás?



"La respuesta la encontré en un relato del Talmud, uno de los libros más importantes del pueblo judío. En un punto hay una gran discusión entre Rabinos respecto a un pasaje del “Bereshit” (תּיּבּרּשּ) que significa “En el principio”. Es como comienza el libro del Génesis. El pasaje lo voy a comentar de una manera muy rudimentaria y básica, no porque yo lo sepa más sofisticado, sino porque así lo he aprendido y así lo transmito. Después del lío que se armó con la manzana Dios por primera vez habla al hombre (hasta ese momento no lo había hecho), y lo primero que hace no es retarlo; le dice aieca (ﭏיּכּהּ), que significa “¿Dónde estás?” (Gen 3, 9). En ese momento Adán, desnudo, estaba escondido detrás de un arbusto. Es curioso porque nosotros pensamos que para Dios, que todo lo ha hecho y todo lo ve, no debía ser un secreto la ubicación de Adán. Y entonces por qué pregunta “¿Dónde estás?”. Durante muchos años los comentaristas se volvieron locos para entender y explicar por qué lo primero que Dios le dijo al hombre es “¿Dónde estas?”, y no “qué hiciste”. Después de un rato Adán, el hombre, salió de detrás del arbusto y se excusó de lo que había hecho diciendo que todo fue por culpa de la mujer que Dios le había mandado y la mujer culpa a la serpiente y la serpiente al huevo. La conclusión que se sacó luego de estudiar mucho el texto es que Dios le preguntaba a Adán y le sigue preguntando al hombre: ¿Adónde estás parado? En el mundo, en el mundo de cada uno, es como si después de cada acto de tu vida- más allá de qué acto hagas- tenés que responder a la pregunta “Adónde te parás”, o sea si salís a esconderte detrás de un arbusto o enfrentás las consecuencias de tus actos. Todos los días, independientemente de sus creencias, uno debería responder a esta pregunta. Lo que decía en ocasión del premio del Vaticano era que lo que escribo y lo que hago con mis películas de alguna manera es decir “donde estoy”. Le cuento a Dios y al hombre -que es su reflejo- dónde estoy parado. Así es como veo también al hombre; no juzgo sus actos, intento ver los personajes con piedad, ver qué hacen, si se esconden detrás del arbusto o no. Esta es un poco mi visión de la vida y así intento también construir los personajes de mis películas."
Daniel Burman

lunes, 8 de noviembre de 2010

Mi esperanza de vivir eres tú

De "eterno resplandor de una mente sin recuerdos"... aún podemos correr de la máquina que devora... basta un segundo para estar, otra vez, aquí.


"Mi aire se acaba
como el agua en el desierto
mi vida se acorta pues
no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir
eres tú, y no estoy
allí..." Mario Benedetti

Siempre (exagero el "siempre", pero siempre que recuerdo esta poesía) me ha llamado la atención ese "y no estoy allí"... percibe que el aire se le acaba, que la vida se le acorta, pues no Lo lleva dentro... reconoce que la esperanza de vivir es Él... pero termina: "y no estoy allí"... como si durmiese y esperase en su sueño de piedra...

A un amigo, que sigue siendo mi amigo, aunque no quiera estar allí, o aquí...
y a mí para recordarme estar más aquí.




"He jugado muchas veces con el hombre, dice Dios. Pero ¡Menudo juego!, es un juego que todavía me hace temblar. He jugado muchas veces con el hombre pero, Dios, era para salvarle y he temblado mucho de no poder salvarle.

Preguntándome si conseguiría salvarle.

He jugado muchas veces con el hombre, y sé que mi gracia es insidiosa, y sé cuánto y en qué manera ésta da vueltas y juega. Es más astuta que una mujer.

Pero juega con el hombre y le da vueltas y da la vuelta al suceso y es para salvar al hombre e impedirle que peque.

Yo juego frecuentemente con el hombre, dice Dios, pero es él el que quiere perder, el muy bobo, y si soy yo el que quiere que gane.

Y a veces consigo

Que gane.

Es el momento de decirlo, jugamos al ganapierde.

Al menos él, pues yo, si perdiese, perdería de verdad.

Pero él, cuando pierde, sólo entonces gana.

Juego singular, yo soy su pareja y su adversario

Y él quiere ganar contra mí, es decir, perder.

Y yo, su adversario, quiero hacerle ganar."

PEGUY. EL MISTERIO DE LOS SANTOS INOCENTES

Para que "ganemos".

jueves, 4 de noviembre de 2010

Ojos milagrosos para ver mis ojos: un amigo.

(El día que saqué esta foto debí haber entendido que era ésta la petición: porque ese día había recibido esos ojos milagrosos... para empezar a ver mis ojos...)


Dame ojos milagrosos para ver mis ojos,
circulantes espejos vivos en mí
cristales tremendos, más increíbles
que todas las cosas que ven.

Gilbert Keith Chesterton


Recién entendí a qué se refería con esta poesía (Gilbert la escribió cuando era chiquitito)... ¿quién podría ser el objeto de petición, es decir, esos "ojos milagrosos para ver mis ojos", sino un amigo?
y un amigo más increíble "que todas las cosas que ven"...
Esa poesía la escribió en un tiempo muy oscuro, cuando era chico no tenía muchos amigos (Bentley el mejor), además pasaban muchas cosas tristes por su cabeza, muchos"infiernos vacíos"... y cuando creció un poquito más, su amigo más querido -su hermano- murió en la guerra (justo después de convertirse)... fue tarde que descubrió los ojos del amigo, aunque siempre se buscasen los dos...
Y cuando los encontró, cuando encontró esos ojos, fue el hombre más feliz del mundo mundial, el más feliz (y no porque no se enojara, o porque dejasen de pasar cosas feas, no dejó de "perder" amigos)... estaba cierto de esos ojos, esos ojos para ver sus ojos, esos ojos más increíbles que todas las cosas que ven. Esos ojos que ya jamás lo abandonarían...
Sólo a través de los ojos del amigo se desvelan los propios ojos... sólo a través de la relación con él se desvela mi rostro... y ese Amigo es más maravilloso que todas las cosas que mis ojos ven, porque Él las hace.
Y nunca más le abandonó..."le traicionó mil veces, le malinterpretó mil veces, pero ya no le abandonó...pues ya era suyo"
¡Cielos!, quisiera tener un poquito el corazón de este hombre... un corazón fiel al "presente".

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El ciento por uno


"¿Quién hay capaz, Señor, de penetrar con su mente un sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho más es lo que dejamos que lo que tomamos. Alégrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. El sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. la fuente ha de vencer tu sed, pero tu sed no ha de vencer la fuente, porque, si tu sed queda saciada sin que se agote la fuente, cuando vuelvas a tener sed podrás de nuevo beber de ella; en cambio, si al saciarse tu sed se secara también la fuente, tu victoria sería en perjurio tuyo. Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas por la abundancia sobrante. Lo que has recibido y conseguido es tu parte, lo que ha quedado es tu herencia. Lo que, por tu debilidad, no puedes recibir en un determinado momento lo podrás recibir en otra ocasión, si perseveras" (san Efrén)






"Todo yo soy una pregunta a la que no sé dar respuesta"
(P. P. Pasolini)



"Él poseía una ingenuidad que le permitía mirar las cosas de nuevo, como si nadie las hubiese contemplado antes que él. Contemplaba al mundo con ojos nuevos, asombrados".
(L. Jonas)