
"He jugado muchas veces con el hombre, dice Dios. Pero ¡Menudo juego!, es un juego que todavía me hace temblar. He jugado muchas veces con el hombre pero, Dios, era para salvarle y he temblado mucho de no poder salvarle.
Preguntándome si conseguiría salvarle.
He jugado muchas veces con el hombre, y sé que mi gracia es insidiosa, y sé cuánto y en qué manera ésta da vueltas y juega. Es más astuta que una mujer.
Pero juega con el hombre y le da vueltas y da la vuelta al suceso y es para salvar al hombre e impedirle que peque.
Yo juego frecuentemente con el hombre, dice Dios, pero es él el que quiere perder, el muy bobo, y si soy yo el que quiere que gane.
Y a veces consigo
Que gane.
Es el momento de decirlo, jugamos al ganapierde.
Al menos él, pues yo, si perdiese, perdería de verdad.
Pero él, cuando pierde, sólo entonces gana.
Juego singular, yo soy su pareja y su adversario
Y él quiere ganar contra mí, es decir, perder.
Y yo, su adversario, quiero hacerle ganar."
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