"Scribere me aliquid et devotio iubet"

"Scribere me aliquid et devotio iubet" San Bernardo de Claraval

Ya no le temo al blanco...

"Noto mis palabras libres y a la vez con peso. El peso se lo dan los hechos por los que he pasado, aunque ya se han convertido en alas y plumas que la hacen volar, tan ligera como grave. Sólo ahora que tengo peso, sé volar" Alessandro D´Avenia.

martes, 22 de marzo de 2011

Un lugar a donde ir


‎"En aquel momento comprendí que lo importante ante la libertad no es tener un barco, sino un lugar a donde ir, un puerto, un sueño, que merezca toda aquella agua que hay que atravesar" Alessandro D´Avenia

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Pero la vida es justa?



Línea editorial, terremoto en Japón • cope.es, 12-03-11

El terremoto que ha sacudido Japón este viernes es el mayor que ha golpeado el país desde que existen referencias históricas. Todavía no conocemos la magnitud de la catástrofe que iremos descubriendo en las próximas horas, pero sin duda estamos ante una grandísima tragedia en términos de vidas humanas. Una vez más se nos hace evidente la pequeñez del hombre ante la inmensidad de las fuerzas de la naturaleza, la inconsistencia de ese sueño de autosuficiencia de los contemporáneos. Y sin embargo lo más evidente es que somos como hierba en el campo, un día estamos y al siguiente no. Todo lo que se pueda hacer para evitar catástrofes como ésta es necesario hacerlo. Japón lo ha hecho a lo largo de los últimos años y ese esfuerzo ha servido para limitar los efectos. Pero es inevitable que ante las imágenes que nos llegan a través de la televisión nos preguntemos: ¿pero es justa la vida? Es una pregunta que no podemos acallar. Las vidas segadas interpelan la habitual distracción con la que vivimos nuestra existencia. Ante un acontecimiento de estas características se hace evidente que no sirve cualquier tipo de justicia. O hay una Justicia Infinita que salve a cada uno de los que han muerto y a sus familiares, o todo es absurdo. Las disquisiciones abstractas sobre si Dios ha muerto o no en las costas de Japón, son juegos de distracción. Cuentan dos cosas: saber que la muerte no es el final y la ayuda concreta a los damnificados.


jueves, 3 de marzo de 2011

Blanco como la nieve, rojo como la sangre




«Extraer la belleza allí donde se encuentre y regalársela a quien esté a mi lado. Por eso estoy en el mundo».
Empecé a leer "Blanca como la nieve y roja como la sangre", de Alessandro D´Avenia... no han pasado muchos años desde que estuve en el colegio (¡para nada!), sin embargo pienso que había olvidado un poco, los rostros, los momentos, los hechos... y entrando en la historia de Leo -el protagonista- es como si una nube de recuerdos lindos y otros más tristes, volviesen a mí... "todo es recurso"...
Pensando en estos recuerdos, y la aventura actual, quisiera retomar -y no olvidar- parte de una entrevista a Alessandro, ya que en estas respuestas pienso que esté contenida la trama de la novela suya, que seguro termino pronto de leer... allí está contenida parte de la historia Nuestra...

" Profesor, la apatía de los jóvenes se ha convertido, como diría Pietro Barcellona, en una auténtica enfermedad social. Todo el entorno (escuela, universidad, medios de comunicación) parece contribuir a reducir o adormecer el corazón de los jóvenes y sus preguntas más profundas. ¿Qué hay en la raíz de todo esto?
La apatía de los jóvenes es la apatía de los adultos. Decía Chesterton que “la evolución es lo que sucede cuando dormimos, y la revolución cuando estamos despiertos”. El hombre es un espíritu de carne y hueso, y al espíritu hoy todo le invita a dormir, a dejarse llevar por una dulce anestesia que se interrumpe periódicamente con dolorosos despertares, que se expresan en forma de insatisfacción, frustración, miedo, confusión. Los chavales no encuentran maestros capaces de despertar su espíritu. La crisis de los jóvenes es la crisis de la cultura en la que han crecido, una cultura dominada por el relativismo, que consiste en privar a la realidad de las diferencias y que genera indiferentes. El relativismo nutre la cabeza y el corazón de los jóvenes. El desafío es hacer de ellos “corazones pensantes”, reconciliando la verdad con la vida de cada día.

Como profesor, ¿cómo es su relación con los alumnos?
Aprendo de ellos y ellos de mí. Decía Confucio: “Si tuviera que recorrer el camino con otros dos hombres, al menos uno de ellos sería mi maestro”. La escuela es una relación vital de intercambio permanente. Si no aprendo, quiere decir que no estoy enseñando. Lo más importante para mí es la libertad. Enseñar es educar en la libertad. El mito de la libertad absoluta está cayendo por su propio peso. Hacer lo que quiero mientras no perjudique la libertad de los demás no basta. El secreto de la libertad consiste en el compromiso con algo o con alguien. Cuando mi profesor de literatura, Mario Franchina, me prestó un libro de su poeta preferido y me dijo: “Esto tú lo puedes entender”, estaba haciendo florecer la responsabilidad de la libertad. Me ayudaba así a descubrir una cualidad que yo tenía todavía latente y la animaba, poniendo en ella una confianza superior a lo que en aquel momento merecía. Aquel gesto me obligó, sin obligarme, a ponerme en juego. Al confiar en mí más de lo debido, hizo que mi libertad se implicara, y al mismo tiempo me comprendió y me empujó hacia adelante. La libertad es una palabra que viene del latín liberus, que quiere decir “hijo”. Si me relaciono con los alumnos como un padre, empezarán a ser libres, intento ponerme al servicio de lo más íntimo que tienen, para preservarlo, animarlo, les ayudo a llegar a ser ellos mismos en medio de la actual masacre de identidad."

historia Nuestra, porque has puesto una confianza en mí superior a la que merecía en aquel momento, y en cada momento... sí, también yo busco uno blanco como la nieve y rojo como la sangre...




"Todo yo soy una pregunta a la que no sé dar respuesta"
(P. P. Pasolini)



"Él poseía una ingenuidad que le permitía mirar las cosas de nuevo, como si nadie las hubiese contemplado antes que él. Contemplaba al mundo con ojos nuevos, asombrados".
(L. Jonas)