"Scribere me aliquid et devotio iubet"

"Scribere me aliquid et devotio iubet" San Bernardo de Claraval

Ya no le temo al blanco...

"Noto mis palabras libres y a la vez con peso. El peso se lo dan los hechos por los que he pasado, aunque ya se han convertido en alas y plumas que la hacen volar, tan ligera como grave. Sólo ahora que tengo peso, sé volar" Alessandro D´Avenia.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un Pescador





                                                                                                                      Enero de 1943

Querida Marguerite,
                                 Un pescador, que está sentado muy lejos allá en mi patria, ha lanzado su anzuelo hasta el fondo de mi pecho. Y cuanto más yo me alejo de mi patria, de aquella tierra tan vasta, tanto más él tira el sedal, tanto más me duele el pecho, tanto más me quedo inquieto.

                                                                                                                            Alexander Schmorell

martes, 19 de noviembre de 2013

Y entonces salimos a volver a ver las Estrellas


El Conductor y yo, por ese camino escondido,
 entramos a retornar al claro mundo; 
 y sin cuidarnos de reposo alguno, 135 

 subimos, él primero y yo segundo, 
 tanto que vi las cosas bellas que lleva el Cielo, 
por un resquicio redondo. 138

 Y entonces salimos a volver a ver las estrellas. 139

jueves, 17 de octubre de 2013

Si hubiera una casa para mí en el cielo tendría que tener una farola verde y un seto o algo tan concreto y personal como una farola verde y un seto. Me refiero a que Dios me ha ordenado que ame a un lugar y lo sirva, y haga lo que sea por imposible que parezca por honrarlo, de manera que ese lugar único sirva de testimonio contra todos los infinitos y sofisterías, y de que el Paraíso está en algún lugar y no en cualquier lugar, que es alguna cosa y no cualquier cosa. Y creo que no me sorprendería tanto que mi casa del cielo tuviera una farola verde, después de todo.

 G. K.Chesterton

domingo, 18 de agosto de 2013

Algo de Vos














He limpiado varios rincones
y he regado jardines sin soles
y he buscado en miles de cofres
algo que viva, algo que mate
algo que escuche y algo que mire
algo que escriba, algo que borre
algo en el viento, algo en la lluvia
algo de Vos, algo de Vos.

He atacado camas de otros
y he robado besos sin rostros
y he buscado en miles de pozos
algo que viva, algo que mate
algo que escuche y algo que mire
algo que escriba, algo que borre
algo en el viento, algo en la lluvia
algo de Vos, algo de Vos.

He vaciado unos cuantos cajones
y he llenado otros tantos renglones
y he soñado todas las noches
con algo que viva y algo que mate
algo que escuche y algo que mire
algo que escriba, algo que borre
algo en el viento, algo en la lluvia

algo de Vos, algo de Vos.

jueves, 18 de julio de 2013

Nostalgia de casa



NOSTALGIA DE CASA
Gilbert K. Chesterton

Uno, con aspecto de viajero, se me acercó y me dijo:
-¿Cuál es el recorrido más corto de un lugar al mismo lugar?
Tenía el sol de espaldas, de manera que su cara era ilegible.
-Quedarse quieto, naturalmente -dije.
-Eso no es un trayecto –replicó-. El trayecto más corto de un lugar al mismo lugar es la vuelta al mundo –y se fue.
White Wynd había nacido y crecido, se había casado y convertido en padre de familia en la Granja White junto al río. El río la rodeaba por tres lados como si fuera un castillo: en el cuarto estaban las cuadras y más allá la huerta y más allá un huerto de frutales y más allá una tapia y más allá un camino y más allá un pinar y más allá un trigal y más allá laderas que se juntaban con el cielo, y más allá… pero no vamos a enumerar el mundo entero, por mucho que nos tiente. White Wynd no había conocido más hogar que éste. Para él sus muros eran el mundo y su techo el cielo.
Por eso fue tan extraño lo que hizo.
En los últimos años apenas cruzaba la puerta. Y a medida que aumentaba su desidia le aumentaba el desasosiego: estaba a disgusto consigo mismo y con los demás. Se sentí, en cierta extraña manera, hastiado de cada instante y ávido del siguiente.
Se le había endurecido y agriado el corazón para con la esposa y los hijos a los que veía a diario, aunque eran cinco de los rostros más bondadosos del mundo. Recordaba, en destellos, los días de sudor y de lucha por el pan en que, al llegar a casa al atardecer, la paja de la techumbre ardía de oro como si hubiese ángeles allí. Pero lo recordaba como se recuerda un sueño.
Ahora le parecía que podía ver otros hogares, pero no el suyo. Éste era meramente una casa. El prosaísmo había  hecho presa en él: le había sellado los ojos y tapado los oídos.
Finalmente algo aconteció en su corazón: un volcán, un terremoto, un eclipse, un amanecer, un diluvio, un apocalipsis. Podríamos acumular palabras descomunales, pero no nos acercaríamos nunca.
Ochocientas veces había irrumpido la claridad del día en la cocina desnuda donde la pequeña familia se sentaba a desayunar al otro lado de la huerta. Y a la ochocientas una el padre se detuvo con la taza que estaba pasando en la mano.
-Ese trigal verde que se ve por la ventana –dijo soñolientamente- relumbra con el sol. No sé por qué…, me recuerda un campo que hay más allá de mi hogar.
-¿De tu hogar? –Chilló su esposa-. Tu hogar es éste.
White Wynd se levantó, y pareció que llenaba la estancia. Alargó la mano y cogió un  bastón. La alargó de nuevo y cogió un sombrero. De ambos objetos se levantaron nubes de polvo.
-Padre –exclamó un niño-, ¿a dónde vas?
-A casa –replicó.
-¿Qué quieres decir? Ésta es tu casa. ¿A qué casa vas?
-A la granja White junto al río.
-Es ésta.
Los estaba mirando tranquilamente cuando su hija mayor le vio la cara.
-¡Ah, se ha vuelto loco! –exclamó, y se cubrió la cara con las manos.
-Te pareces un poco a mi hija mayor –observó el padre con severidad-. Pero no tienes la mirada, no, no esa mirada que es una bienvenida después de una jornada de trabajo.
Señora –continuó volviéndose hacia su atónita esposa con ceremoniosa cortesía-, le agradezco su hospitalidad, pero me temo que he abusado de ella demasiado tiempo. Y mi casa…
-¡Padre, padre, por favor, respóndeme! ¿No es esta tu casa?
El anciano movió vagamente el bastón.
-Las vigas están llenas de telarañas y las paredes están manchadas de humedad. Las puertas me aprisionan, las vigas me aplastan. Hay mezquindades y disputas y resquemores ahí detrás de las rejas polvorientas en que he estado dormitando demasiado tiempo. Aunque el fuego brama y la puerta está abierta. Hay comida y ropa, agua y fuego y todas las artes y misterios del amor allá  en el fin del mundo, en la casa donde nací. Hay descanso para los pies cansados en el suelo alfombrado, y para el corazón hambriento en los rostros puros.
-¿Dónde, dónde?
-En la granja White junto al río.
Y traspuso la puerta, y el sol le dio en la cara.
Y los demás moradores de la Granja White permanecieron mirándose los unos a los otros.
White Wynd estaba detenido en el puente de troncos que cruzaba el río con el mundo a sus pies.
Y una fuerte ráfaga de viento vino  del otro límite del cielo (una tierra de oros pálidos y maravillosos) y lo alcanzó. Puede que algunos sepan lo que es para un hombre ese primer viento fuera de casa. A éste le pareció que Dios le había tirado del cabello hacia atrás y lo había besado en la frente.
Se había sentido hastiado de descansar, sin saber que el remedio entero estaba en el sol y el viento y en su propio cuerpo. Ahora casi creía que llevaba puestas  las botas de siete leguas.
Iba a casa. La Granja White estaba detrás de cada bosque y detrás de cada cadena de montañas. La buscó como buscamos todos el país de las hadas, en cada vuelta del camino. Únicamente en una dirección no la buscaba nunca, y era en la que, sólo mil yardas atrás, se levantaba la Granja White, con la techumbre de paja y las paredes encaladas brillando contra el azul ventoso de la mañana.
Observó las matas de diente de león y los grillos y se dio cuenta de que era gigantesco. Somos muy dados a considerarnos montañas. Lo mismo son todas las cosas infinitamente grandes e infinitamente pequeñas.
Se estiró como un crucificado en una inmensidad inabarcable.
-Oh, Dios, creador mío y de todas las cosas, escucha cuatro cantos de alabanza. Uno por mis pies que me has hecho fuertes y ligeros sobre Tus margaritas; otro por mi cabeza, que me has alzado y coronado sobre las cuatro esquinas de Tu cielo; otro por mi corazón, del que has hecho un coro de ángeles que cantan Tu gloria, y otro por esa perlada nubecilla de allá lejos sobre los pinos de la montaña.
Se sentía como Adán recién creado: de repente había heredado todas las cosas, incluidos los soles y las estrellas.
¿Habéis salido alguna vez a pasear?

*  *  *

El relato del viaje de White Wynd podría ser una epopeya. Se lo tragaron por las grandes ciudades y fue olvidado: pero salió por el otro lado. Trabajó en las canteras y en los muelles país tras país. Como un alma transmigrante, vivió una sucesión de existencias: una partida de vagabundos, una cuadrilla de obreros, una dotación de marineros, un grupo de pescadores, lo consideraron el último acontecimiento de sus vidas, el hombre alto y delgado de ojos como dos estrellas, las estrellas de un antiguo designio.
Pero jamás se apartó de la línea que circunda el globo.
Un atardecer dorado de verano, sin embargo, se topó con lo más extraño de todos sus viajes. Subía penosamente una loma oscura que lo ocultaba todo, como la misma cúpula de la tierra.
De pronto lo invadió un extraño sentimiento. Se volvió a mirar hacia la vasta extensión de hierba para ver si había alguna linde, porque se sentía como el que acaba de cruzar la frontera del país de los elfos. Con un carillón de pasiones nuevas repicándole en la cabeza, asaltado por recuerdos confusos, llegó a lo alto de la colina.
El sol poniente irradiaba un resplandor universal. Entre el hombre y él, allá abajo en los campos, había lo que parecía a sus ojos anegados una nube blanca, no, era un palacio de mármol. No, era la Granja White Wynd junto al río.
Había llegado al fin del mundo. Cada lugar de la tierra es principio o fin, según el corazón del hombre. Ésa es la ventaja de vivir en un esferoide achatado por los polos.
Estaba atardeciendo. La loma herbosa en la que estaba se volvió dorada. Tuvo la sensación de que se hallaba en medio de fuego en vez de hierba. Estaba tan quieto que los pájaros se posaron en su bastón.
Toda la tierra y su esplendor parecían celebrar el regreso al hogar del lunático. Los pájaros que volaban hacia sus nidos lo conocían, la Naturaleza misma estaba en su secreto: era el hombre que había ido de un lugar al mismo lugar.
Pero se poyaba con cansancio en su bastón. Entonces alzó la voz una vez más:
-Oh, Dios, creador mío y de todas las cosas, escucha cuatro cantos de alabanza. Uno por mis pies, por tenerlos doloridos y lentos, ahora que se acercan a la puerta; otro por mi cabeza, por tenerla inclinada y cubierta de canas, ahora que Tú la coronas con el sol; otro por mi corazón, porque le has enseñado con el dolor y la esperanza dilatada que es el camino lo que hace el hogar, y otro por esa margarita que hay a mis pies.
Descendió por la ladera y se adentró en el pinar. A través de los árboles pudo ver la roja y dorada puesta de sol posándose en los blancos edificios de la granja y en las verdes ramas de los manzanos. Ahora era su hogar. Pero no pudo serlo hasta que se fue de él y hubo regresado. Ahora él era el Hijo Pródigo.
Salió del pinar y cruzó el camino. Saltó la tapia baja y se metió por entre los frutales, atravesó el huerto y pasó los establos. Y en el patio empedrado vio a su esposa que sacaba agua.



Para abrazarte justamente a ti...


         "Por ti he sido cubierto de esputos y golpes, me he despojado de mi gloria, he dejado a mi Padre y he venido a ti, tú que me odiabas, que huías de mí y no querías ni siquiera oír mi nombre; te he seguido, he corrido tras tus huellas para tomar posesión de ti; te he unido y ligado a mi, te he estrechado, te he abrazado. "Cómeme", he dicho, "bébeme". Te tengo junto a mi en el cielo y me ligo a ti en esta tierra. No me basta poseer en el cielo tus primicias, esto no sacia mi amor. He descendido nuevamente a la tierra no sólo para mezclarme entre tu gente, sino para abrazarte justamente a Ti." 

 San Juan Crisóstomo

Gracias D.G.

viernes, 12 de julio de 2013

martes, 28 de mayo de 2013

Tú me has elegido



“Tú me has elegido, fue el amor que eligió. 
Y cuando me has elegido me has liberado de la nada…
del hecho de no tener un nombre”.








"No consigo dormirme. Estoy enamorado, y cuando estás enamorado lo menos que te puede pasar es no dormir. Hasta la noche más negra se vuelve roja. Se te amontona tal cantidad de cosas en la cabeza que querrías pensar en ellas todas a la vez y el corazón no consigue calmarse. Y además resulta extraño porque todo te parece hermoso. Haces la misma vida de todos los días, con las mismas cosas y el mismo hartazgo. Y luego te enamoras y esa misma vida se vuelva grandiosa y diferente. Sabes que vives en el mismo mundo de Beatrice y entonces qué más da si el examen te sale mal, si se pincha la rueda del scooter, si Terminator quiere mear, si se pone a llover y no llevas paraguas. Te da lo mismo porque sabes que esas cosas son transitorias. El amor, en cambio, no. Tu estrella roja brilla siempre. Beatrice está ahí, tu amor está dentro de tu corazón y es grande, te hace soñar y nadie puede arrancártelo porque está en un sitio al que nadie puede llegar. 

No sé cómo describirlo: ojalá no se acabe nunca. Así me he dormido, gracias a esta esperanza en el corazón. Basta que esté Beatrice para que la vida sea cada día nueva. El amor es lo que hace la vida nueva." Blanca como la nieve roja como la sangre 


 Poesía de Pedro Salinas (Poeta favorito, del mundo mundial)
Fotos de Daniel, en Van Gogh Alive

miércoles, 8 de mayo de 2013

La única palabra que tu corazón esperaba...



       "¿No te has preguntado por qué un instante, semejante a tantos otros del pasado, te vuelve repentinamente feliz, feliz como un dios? Tú mirabas el olivo, el olivo sobre el sendero que has recorrido cada día durante años; llega el día en que el fastidio te deja y tú acaricias el viejo tronco con la mirada, como si fuera un amigo reencontrado y te dijera justo la única palabra que tu corazón esperaba."
Pavese

viernes, 3 de mayo de 2013

Por encontrarte


Sí, por detrás de las gentes 
Te busco. 
No en tu nombre, 
si lo dicen, 
no en tu imagen, 
si la pintan. 

Detrás, 
detrás, 
más allá. 
Por detrás de ti te busco. 
No en tu espejo, 
no en tu letra, 
ni en tu alma. 
Detrás, 
más allá. 

También detrás, 
más atrás de mí te busco. 
No eres lo que yo siento de ti. 
No eres lo que me está palpitando 
con sangre mía en las venas, 
sin ser yo. 
 Detrás, 
más allá te busco. 

Por encontrarte, 
dejar de vivir en ti, 
en mí, y en los otros. 
Vivir ya detrás de todo, 
al otro lado de todo 
-por encontrarte- 
como si fuese morir.

martes, 30 de abril de 2013


«El encuentro histórico con este hombre constituye el encuentro con el punto de vista resolutivo y clarificador de la experiencia humana».

jueves, 25 de abril de 2013

lui

 

 «Terminado este soneto, me sobrevino una maravillosa visión en la cual contemplé cosas tales que me determinaron a no hablar de aquella alma bienaventurada hasta tanto que pudiera hablar de ella más dignamente. Para llegar a esto estudio cuanto puedo, como ella sabe verazmente [así como ella sabe]. Así es que, si es placer de Aquel al cual todas cosas viven, que mi vida dure algunos años, espero decir de ella aquello que jamás se ha dicho de mujer alguna; guste a Aquel que es Señor de la cortesía, que mi alma pueda dirigirse [ir] a ver la gloria de su mujer, es decir, de aquella bendita Beatrice, la cual gloriosamente mira la cara de Aquel que es todos los siglos bendito» 

 «Hay algo de esta joven, de este amor, de esta relación que no es clara. Necesito entrar ahí dentro y entender por qué Dios me la ha dado, por qué Dios me la ha hecho encontrar, por qué me la ha quitado así». Necesitaba entender qué cosa, estimando al signo que ella había sido, podía en cambio permanecer» 

 el signo que él había sido...

domingo, 14 de abril de 2013



Nos ayudan a entenderlo dos oraciones de la liturgia de las horas, con las cuales Dante tenía familiaridad, el canto de Zacarías, el Benedictus, y el canto de la Virgen, el Magnificat. El primero, que se recita en la mañana, dice: «Bendito el Señor […]  porque […] ha suscitado para nosotros una salvación potente, […] como había prometido por boca de sus profetas» (Lc 1, 68-70). La otra gran oración, aquella que se dice en la tarde, el Magnificat, se cierra así: «Ha socorrido a Israel su siervo […] como había prometido a nuestros padres» (Lc 1, 54-55). Prometido «a nuestros padres» en el lenguaje bíblico quiere decir prometido a la raíz de nuestro corazón. A la raíz del corazón del hombre hay una espera de bien, una promesa hecha a Abraham y a su descendencia por siempre. Sí, aquello que hemos intentado decir la vez pasada es esto: venimos al mundo con una promesa, una promesa de bien.

            Dante lo había presentido, entrevisto, experimentado en el encuentro con Beatrice; pero después Beatrice muere. ¿Dónde va ahora a terminar la promesa de bien que ha movido el corazón de Dante desde el nacimiento, que mueve el corazón del hombre siempre, que parece realizarse en un encuentro, en una amistad, en un bien vislumbrado, pero que, después se va?


Franco Nembrini

viernes, 12 de abril de 2013

Tristeza
Por favor vai embora
Minha alma que chora
Está vendo o meu fim
Fez do meu coração a sua moradia
Já é demais o meu penar
Quero voltar aquela vida de alegria
Quero de novo cantar

 Lá, rá, lá, rá
 Quero de novo cantar

lunes, 1 de abril de 2013

miércoles, 27 de marzo de 2013


La verdadera belleza abre el corazón humano a la nostalgia, al profundo deseo de conocer, de amar, de ir hacia los otros, salir fuera de sí mismo. Si aceptamos que la belleza nos tocara íntimamente  que nos golpee, que nos abra los ojos, entonces descubriríamos de nuevo la alegría de ver, la capacidad de entender el sentido profundo de nuestra existencia, el misterio del cual somos parte, y del que podemos obtener la plenitud, la absoluta felicidad y pasión el empeño cotidiano.
Benedicto XVI

martes, 26 de marzo de 2013


4 Entonces me dirigió Yahvé la palabra en estos términos:
5 Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía,
y antes que nacieses, te tenía consagrado:
yo profeta de las naciones te constituí.
6 Yo dije: ” ¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que soy muy joven.”
7 Y me dijo Yahvé:
No digas: “Soy muy joven”,
pues adondequiera que yo te envíe irás,
y todo lo que te mande dirás.
8 No les tengas miedo,
que contigo estoy para salvarte
-oráculo de Yahvé-.
9 Entonces alargó Yahvé su mano y tocó mi boca. Y me dijo Yahvé:
Mira que he puesto mis palabras en tu boca.
10 Desde hoy mismo te doy autoridad
sobre las gentes y sobre los reinos
para extirpar y destruir,
para perder y derrocar,
para reconstruir y plantar.
(…)
17 Por tu parte, te apretarás el cinto,
te pondrás firme y les dirás cuanto yo te mande.
No desmayes ante ellos,
que yo no te haré desmayar;
18 pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido
en plaza fuerte, en pilar de hierro,
en muralla de bronce frente a toda esta tierra,
así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes,
de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra.
19 Te harán la guerra,
mas no podrán contigo,
pues contigo estoy yo -oráculo de Yahvé- para salvarte.”

"Ni pintar ni esculpir me dan sosiego al alma, vuelta a aquel amor divino que en la cruz a todos nos abraza" Miguel Ángel

lunes, 25 de marzo de 2013


                  "Pienso que has debido ser recibida a tu llegada por una carta desalentadora. ¡Qué quieres!, hay dias en que quiero ser joven, alegre, simple, idílico y otros en que siento la necesidad de dejarme invadir por la grandeza de lo trágico y de la soledad de todo lo que pasa. Cuando estoy poseído de unos sentimientos, condeno a los otros, e inversamente; pero en el fondo los dos tipos son ricos, los dos necesarios. Mientras que no estemos en la luz hemos de resignarnos a esta pobre sucesion y estos eternos comienzos de Viernes Santo y de Pascua. Y a los amigos no debemos ocultarles los dias del calvario, so pena de privarles de la mitad de nosotros mismos. Por esto te he descrito con tanta sencillez mi domingo." Mounier

sábado, 23 de marzo de 2013

El muro rómpase alzado entre los dos


Tú sabes que sé, mi señor, y sabes
que me aproximo más para gozarte,
y sabes que sé que sabes quien soy:
¿a qué pues más retardo en saludarte?
Si verdad es la esperanza que me das,
y verdad mi gran deseo concedido,
el muro rómpase alzado entre los dos,
que son mas fuertes los daños ocultos.
Si solo amo de ti, mi señor querido,
lo que de ti mas amas, no te enojes,
si un espíritu del otro se enamora.
Lo que en tu bella faz aprendo y busco,
mal lo comprende el ingenio humano:
Quien saberlo quiera, ha de morir entonces.
.
.
Miguel Ángel Buonarroti

Un desconocido


"Un desconocido es mi amigo, 
uno a quien no conozco. 
Un desconocido lejano, lejano. 
Por él mi corazón está lleno de nostalgia. 
Porque él no está cerca de mí. 
¿Quizá porque no existe? 
¿Quién eres tú que llenas mi corazón de tu ausencia, 
que llenas toda la tierra de tu ausencia?"
 (P. Lagerkvist)

lunes, 18 de marzo de 2013

Un amor infinito...que se ha inclinado sobre mi nada


«No soy capaz, en esta oscura tarde de viento, atrio del invierno, de responder al estado de ánimo particular con el que me escribiste. Estoy demasiado cansado. Y lo único que siento – y mi fidelidad a los amigos más queridos es un símbolo experimental de ello – es que la esencia de la vida, de las aspiraciones, de la felicidad, es el amor. Un amor infinito, inmenso, que se ha inclinado sobre mi nada, y ha creado de ella un ser humano, un grano de polvo en cuanto al cuerpo, pero sin límites en la apertura ávida de verdad y de amor que constituye su inteligencia y su corazón. Un Amor infinito, enorme, que ha realizado el disparate de hacerme infinito como Él, a mí que, como ser creado, soy polvo finito».
Luigi Giussani

jueves, 7 de marzo de 2013

pero tú, ¿qué buscas? ¿Qué es lo que amas? ¿Por qué darías la vida?


Mi primer hijo habrá tenido 4 ó 5 años, así de alto -¿tienen presente esta altura, cuando a la mesa le ves sólo los ojos? Bueno, imagínenlo aquí, que se le ven sólo los ojos-. Yo estaba corrigiendo, el bello calvario de nosotros profesores de Lengua, y en cierto momento, me di cuenta de que estaba mi hijo; no lo había sentido llegar, no sabía cuánto hacía que estaba allí; había llegado y estaba allí tranquilo observando a su padre trabajar. En esa mirada, ese día, me pareció comprender, de golpe, qué es la educación. Porque ese día mi hijo se acercó a mí sin tener ninguna necesidad particular. No venía a pedirme de beber, de comer, dormir, vestir, estaba allí y me miraba.
 Yo, entrecruzando su mirada, me he sentido atravesado por una pregunta, leí en aquella mirada una pregunta absolutamente radical; era como si mi hijo me dijese: «Papá, asegúrame que vale la pena venir al mundo. Decime que valía la pena venir al mundo. Decime cuál es tu esperanza, por qué te levantás por la mañana y vas a la cama por la noche. Por qué la fatiga del vivir, la muerte, el dolor, la fidelidad, el sacrificio? Cuál es la razón verdadera por la cual me has puesto en el mundo, para que yo pueda llevar el peso de la vida con dignidad, con esperanza, con fuerza? Acompáñame en esto, es la única cosa que te pido».
 Desde ese día, no he podido más entrar en una clase y entrecruzar la mirada de mis alumnos sin sentir esta pregunta: «Profesor, pero usted, ¿qué espera de la vida?» Está aquí toda la cuestión educativa. Sobre todo el resto se puede ser absolutamente libres.

Franco Nembrini

martes, 5 de marzo de 2013

 

Y entonces, ¿qué esperamos?

sábado, 2 de marzo de 2013

¿Cómo encuentra uno su sueño?


«—¿Por qué ha decidido dedicarse a esta profesión? —Es culpa de mi abuelo. [...] Cuando tenía diez años, mi abuelo me contó una historia... Ese día mi abuelo me explicó que nosotros somos distintos de los animales, que solo hacen lo que su naturaleza les dicta. En cambio, nosotros somos libres. Es el mayor don que hemos recibido. Gracias a la libertad podemos convertirnos en algo distinto de lo que somos. La libertad nos permite soñar y los sueños son la sangre de nuestra vida, aunque a veces cuestan algún azote y un largo viaje. «Jamás renuncies a tus sueños. Nunca tengas miedo de soñar, por mucho que los demás se rían de ti», eso me dijo mi abuelo, «pues si lo haces renunciarías a ser tú mismo». Aún recuerdo los ojos brillantes con que subrayó sus palabras.
—La historia es un puchero lleno de proyectos cumplidos por hombres que alcanzaron la grandeza porque se atrevieron a convertir su sueño en realidad, y la filosofía es el silencio en el que esos sueños nacen. Aunque a veces, lamentablemente, los sueños de esos hombres eran pesadillas, sobre todo para los que sufrieron las consecuencias. Cuando no nacen del silencio, los sueños se vuelven pesadillas. La historia, junto con la filosofía, el arte, la música, la literatura, es la mejor forma de descubrir quién es el hombre. Alejandro Magno, Augusto, Dante, Miguel Ángel... todos ellos hombres que arriesgaron su libertad en el mejor sentido posible y, cambiando ellos mismos, cambiaron la historia. Quizá en esta aula esté el próximo Dante o el próximo Miguel Ángel... Quizá podrías serlo tú. Al profe le resplandecen los ojos mientras habla de las gestas de hombrecillos que se engrandecieron gracias a su sueño, a su libertad. La cosa me alucina, pero me alucina todavía más que yo esté escuchando a ese estúpido.
 —Solo cuando el hombre tiene fe en lograr lo más difícil (eso es un sueño), la humanidad avanza esos pasos que la ayudan a creer en sí misma.»

  «(…)—Verás, Terminator, desde que el Soñador habló del sueño, el tema me vuelve continuamente a la cabeza, como un picor, pero más fuerte. ¿Tú qué deseabas, Terminator, qué querías ser de mayor? Tú solamente puedes ser un perro: comer como un perro, dormir como un perro, mear como un perro y morir como un perro. Pero yo no. Me gusta tener grandes deseos. Un gran sueño. Todavía no sé cuál es, pero me gusta soñar que tengo un sueño. Estar en la cama en silencio soñando con mi sueño. Sin hacer otra cosa. Repasar los sueños y ver cuáles me gustan. ¿Quién sabe si dejaré huella? Solo los sueños dejan huella. (…) Me gusta tener sueños. Me gusta. Pero ¿qué hago para encontrar mi sueño, Terminator? Tú te lo has encontrado ya hecho. Yo no soy un perro. Al Soñador le han bastado un abuelo y una película. A lo mejor tengo que ir más al cine, ya que no tengo abuelo y a la abuela tengo que gritarle cuando le hablo porque no oye y además tiene ese olor a viejo que no aguanto, me hace estornudar. O a lo mejor tengo que leer más libros. El Soñador dice que nuestros sueños están ocultos en las cosas que encontramos realmente, en las que amamos: un lugar, una página, una película, un cuadro... los sueños nos los dan los grandes creadores de belleza. (…) Eso dice el Soñador. No sé bien lo que significa. Pero sé que me gusta. He de intentarlo. Tengo que dejarme aconsejar, aunque no lo creeré demasiado, porque yo tengo los pies en la tierra. Una vida sin sueños es un jardín sin flores, pero una vida de sueños imposibles es un jardín de flores falsas... »

 « —¿Cómo encuentra uno su sueño?»

Alessandro D´Avenia.
Blanca como la nieve roja como la sangre

jueves, 28 de febrero de 2013


C.S. Lewis sospecha que un invisible Maestro de Ceremonias es quien nos ha presentado a nuestros mejores amigos, y de ellos quiere valerse para revelarnos la belleza que procede de Él y a Él debe llevarnos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Fue el amor que eligió


Pertenece al poema Esposa, de Miguel d´Ors:

 Con tu mirada tibia
alguien que no eres tú me está mirando: siento 
confundido en el tuyo otro amor indecible. 
Alguien me quiere en tus te quiero, alguien 
 acaricia mi vida con tus manos y pone 
en cada beso tuyo su latido. 
Alguien que está fuera del tiempo, 
siempre detrás del invisible umbral del aire.


Como dice un poeta español que amo mucho:

“Tú me has elegido, 
fue el amor que eligió. 
Y cuando me has elegido me has liberado de la nada…
del hecho de no tener un nombre”.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Dime que vendrás y me liberarás

         
                 “Necesito a alguien que escuche, alguien que comprenda… por ti he esperado todos estos años... por ti esperaría hasta el final de los tiempos... por ti esperaría hasta que mis días se acaben. Y dime que vendrás y me liberarás. Sólo dime que esperarás, que esperarás por mí.
En tus lágrimas y tu sangre. En tu fuego y tu inundación escucho tu risa, te escuché cantar... no sé de dónde vengo, no sé a dónde voy... Por ti he esperado todos estos años... por ti esperaría hasta que mis días acaben”

Till kingdom come

lunes, 18 de febrero de 2013

¿Quién eres tú?



¿Quién eres Tú, que fascinas a un hombre hasta hacerle tan libre que suscita en nosotros el deseo de esa misma libertad?

domingo, 17 de febrero de 2013


«Entendedme: el sacrificio de si por todos los hombres, voluntario, totalmente consciente y sin ninguna imposición, me parece el signo del máximo desarrollo de la persona, de su máxima potencia, del supremo dominio de uno mismo, del haber alcanzado una voluntad supremamente libre. Dar voluntariamente la vida por todos, ir por todos a la cruz, a la pira, sólo es posible para una personalidad que ha alcanzado la madurez suprema. Una persona fuertemente madura, totalmente segura de su derecho a ser persona, que ya no teme por su propia vida, no puede hacer otra cosa de sí mismo, no puede emplearse sino en darse a sí mismo por los demás, para que también los otros puedan ser conscientes y felices. Es una ley de la naturaleza y a ello tiende el hombre normal.»
  Notas de invierno para impresiones de verano. Fedor Dostoievski.

sábado, 16 de febrero de 2013

La única cosa que cuenta, la única cosa que necesito


Tu potencia es más fuerte que nuestra debilidad




La lógica del mundo, la lógica de Dios

 Querido Papa

      Querido Papa, falta un acento a la última letra de este tu nombre, Papa, y haría que fuese otra palabra. La palabra que cada hijo pronuncia millones de veces en la vida y que un hijo de Dios tiene la fortuna de pronunciar muchas veces más porque, eventualmente, la vida cristiana es aprender a decir Abbá, papá, a Dios.
        A la noticia de tu renuncia he tenido miedo. He probado el mismo dolor que sentí por la muerte de Juan Pablo II: entonces tenía 28 años y me sentía huérfano, lloré como quien ha perdido un padre.
         El lunes me ha sucedido lo mismo. Me he sentido huérfano. Tú habías decidido no ser más Papa. Otro padre me venía en menos. Es el dolor de un hijo que ha recibido muchísimo. He seguido tu pontificado desde el momento en que te asomaste por primera vez desde el balcón ( entonces vivía en Roma). He leído tus escritos, me he nutrido de tus palabras siempre profundas y extrañamente simples para ser de un profesor de teología, porque están fundadas sobre una relación verdadera con Dios (cuán frías en las palabras de algunos pastores que se sucede escuchar…).
        En estos años en que la fe es a menudo puesta a prueba, burlada, incomprendida, tú has hecho de pararrayos a muchas críticas. Las has tomado todas sobre ti. No te importaba nada ser herido. Son felices aquellos que son heridos a causa de Cristo y quizá cuánta de la suciedad que hay en la Iglesia fue arrojada sobre ti por el hecho de ser aquel padre de familia que es el Papa. Tú siempre has demostrado y quizá con cuánto dolor, desde el discurso de Ratisbona a aquel sobre el matrimonio, que el único consentimiento que te interesa es aquel de tu Padre Dios, por lo tanto el de la verdad, del logos.
        Por esto he tenido miedo cuando has anunciado tu renuncia. En el momento me ha parecido un echarse atrás. Si te echas atrás también tú, que eres el Papa, qué vamos a hacer nosotros? he repensado una frase tuya que llevo en el corazón: “Fidelidad es el nombre que tiene el amor en el tiempo”. Me la recuerdo todas las veces que el mío y el amor de los otros es puesto a prueba y debo agarrarme con todas las fuerzas al Amor que mueve todos los otros amores, por encima que el sol y las otras estrellas. En estos años mi fe se ha reforzado gracias a aquel logos cortés, firme y cálido que tú sabes infundir a las palabras que usas, como (para hacer un ejemplo) este que he leído hace unos días: “Dios, con su verdad, se opone a la múltiple mentira del hombre, a su egoísmo y a su soberbia. Dios es amor. Pero el amor puede ser odiado, allí donde exige que se salga de sí mismo para ir más allá de sí mismo. El amor no es un sentido romántico de bienestar. Redención no es wellness, un baño en el autocomplacimiento, sino que es una liberación del ser comprimido en el propio yo. Esta liberación tiene como costo el sufrimiento de la Cruz”. Repensando tu frase, leyendo estas palabras, tu “dimisión” me parecía incomprensible y me ha tirado en la consternación.
          Me he sentido solo. Para qué sirve defender la propia fe entonces si también el Papa se tira atrás. Entonces poco a poco la emotividad ha dejado el espacio al logos precisamente, a la verdad, a Cristo, y una grande paz fue vuelta al corazón. Debía ir más allá del código de interpretación subjetivo, emotivo, mundano. Renunciar representa un fracaso para el mundo, es un gesto de debilidad para el mundo, en el cual se “es” sólo si se afirma uno a sí mismo, a cualquier costo. La lógica de la debilidad no es del mundo. del mundo es la lógica del poder y la del egoísmo. Por esto tu gesto es un gesto de libertad del yo y no de fuga de Dios, en el cual te quieres refugiar del todo para continuar sosteniendo la Iglesia más y mejor.
        Con este gesto haces triunfar una lógica diversa, un logos diverso. Aquel de quien sabe que su oración silenciosa vale tanto cuanto vale su acción, y entonces deja esta última a quien mejor que él pueda llevarla adelante. Tenía que sonar al mismo modo, fastidiosa e inexplicable, la frase de Cristo a los suyos: “es bueno que yo me vaya, para que venga a ustedes otro consolador”.
       También Cristo parece echarse atrás, pero así vence: deja el espacio a la potencia del Espíritu, no se deja atar ni siquiera por su condición humana, da todo, también aquella, se expropia de todo sí mismo, porque como tú has explicado en tu libro más bello “ser cristianos” es “ser para”. Él pone en las manos de los suyos la tarea de continuar su obra y afirma que harán también obras más grandes que las suyas. Te agradezco, querido Papa, por todo el logos que nos has donado y que nos donarás hasta el 28 de febrero, como Papa, pero también por el logos que nos donarás después, en el silencio que el mundo ya llama derrota, subterfugio, fuga, y que es, en vez, victoria. No me siento más solo, porque todavía una vez más me has ayudado a mirar a la única cosa que cuenta, la única cosa que necesito, el Logos mismo. Una sola cosa te pido. No des la dimisión a la escritura. Continúa a nutrir nuestra fe con tu logos. No hacerlo sería la dimisión a un talento y el Evangelio habla claro sobre esto…
 con afecto
 Alessandro D´Avenia.

Qualcosa che non c'è

"Pienso que has debido ser recibida a tu llegada por una carta desalentadora. ¡Qué quieres! , hay días en que quiero ser joven, alegre, simple, idílico y otros en que siento la necesidad de dejarme invadir por la grandeza de lo trágico y de la soledad de todo lo que pasa. Cuando estoy poseído de unos sentimientos, condeno a los otros, e inversamente; pero en el fondo los dos tipos son ricos, los dos necesarios. Mientras que no estemos en la luz hemos de resignarnos a esta pobre sucesión y estos eternos comienzos de Viernes Santo y de Pascua. Y a los amigos no debemos ocultarles los días del calvario, so pena de privarles de la mitad de nosotros mismos. Por esto te he descrito con tanta sencillez mi domingo." E. Mounier



"Hay tardes en que mi cuarto, que es mejor que Eurodisney y Gardaland juntos, me parece un desván de cosas apagadas. ¿De qué vale la vida si después llega la muerte? Y lo que hay después de la muerte me da miedo. Y aún me da más miedo que después no haya nada. Y me da miedo Dios, que es omnipotente. Y me dan miedo el mal y el dolor. Y me da miedo la enfermedad de Beatrice. Y me da miedo quedarme solo. Y todo este blanco de mierda...

Así que telefoneo a Niko, pero Niko está jugando al fútbol y yo no puedo ir. Entonces telefoneo a Silvia, pero Silvia no está en casa. La llamo al móvil: está desconectado. Le dejo un mensaje: «Llámame cuando puedas».

Silvia, ¿podrías acariciarme como la otra vez? Tengo miedo, Silvia. Tengo un jodido miedo de todo. Tengo miedo de no llegar a nada en la vida. Tengo miedo de que Beatrice muera. Tengo miedo de no tener a nadie a quien poder llamar por teléfono. Tengo miedo de que tú me dejes...

Estoy en mi cuarto y dentro solo hay cosas mudas. Nadie con quien hablar. Los libros están mudos, porque resulta que además no hay ningún Soñador que me explique nada o me convenza de que me podrían gustar. Los cómics están mudos, a pesar de sus colorines. El equipo de música está mudo, porque no tengo ganas de encenderlo. El PC está mudo, porque esa pantalla tan profunda que puede contener el mundo entero, si la miras de perfil no es más que una pantalla plana. Y te preguntas cómo consigue contener tanto mundo, tanto mar, con lo plana que es. Hoy todo está mudo en mi cuarto. Pero no quiero huir. Quiero resistir. Hoy en mi cuarto la tristeza entra a oleadas. Trato de atajarla con una esponja. Doy risa. Resisto unos minutos, luego el miedo asciende, y soy un náufrago en medio de un océano de soledad.

Floto en un desierto completamente blanco: una enorme habitación blanca insonorizada, en la que no se distinguen ni los rincones de las paredes. No sabes dónde está la parte de arriba ni la de abajo, la derecha ni la izquierda... grito, pero todos los sonidos son devorados. De mi boca salen palabras ya podridas. Silvia, llámame, por favor.

Cuando me despierto son las cuatro y el miedo está más lejos, por la sencilla razón de que estoy completamente agilipollado. He desembarcado en una isla desconocida. Busco algo que me ayude a sobrevivir. Los pósters de mi cuarto me miran. Luego veo la carta." Alessandro D´Avenia




















Qualcosa che non c'è

domingo, 3 de febrero de 2013

Qué será


Paese mio che stai sulla collina
disteso come un vecchio addormentato 
la noia l'abbandono
niente son la tua malattia
paese mio ti lascio e vado via.

 Che sarà, che sarà, che sarà 
 che sarà della mia vita 
chi lo sa
so far tutto o forse niente 
da domani si vedrà 
e sarà 
sarà quel che sarà .

 Amore mio ti bacio sulla bocca 
che fu la fonte del mio primo amore 
ti do l'appuntamento come e quando non lo so 
ma so soltanto che ritornerò 

Che sarà, che sarà, che sarà,
che sarà della mia vita chi lo sa 
con me porto la chitarra 
e se la notte piangerò 
una nenia di paese suonerò 

Gli amici miei son quasi tutti via 
e gli altri partiranno dopo me 
peccato perché stavo bene in loro compagnia 
ma tutto passa 
tutto se ne va.

Che sarà, che sarà, che sarà,
che sarà della mia vita chi lo sa 
so far tutto o forse niente 
 da domani si vedrà e sarà sarà quel che sarà 

Che sarà, che sarà, che sarà,
che sarà della mia vita chi lo sa 
so far tutto o forse niente 
da domani si vedrà 
 e sarà sarà quel che sarà 





"Todo yo soy una pregunta a la que no sé dar respuesta"
(P. P. Pasolini)



"Él poseía una ingenuidad que le permitía mirar las cosas de nuevo, como si nadie las hubiese contemplado antes que él. Contemplaba al mundo con ojos nuevos, asombrados".
(L. Jonas)