«Entendedme: el sacrificio de si por todos los hombres, voluntario, totalmente consciente y sin ninguna imposición, me parece el signo del máximo desarrollo de la persona, de su máxima potencia, del supremo dominio de uno mismo, del haber alcanzado una voluntad supremamente libre. Dar voluntariamente la vida por todos, ir por todos a la cruz, a la pira, sólo es posible para una personalidad que ha alcanzado la madurez suprema. Una persona fuertemente madura, totalmente segura de su derecho a ser persona, que ya no teme por su propia vida, no puede hacer otra cosa de sí mismo, no puede emplearse sino en darse a sí mismo por los demás, para que también los otros puedan ser conscientes y felices. Es una ley de la naturaleza y a ello tiende el hombre normal.»
Notas de invierno para impresiones de verano. Fedor Dostoievski.
No hay comentarios:
Publicar un comentario