"Scribere me aliquid et devotio iubet"

"Scribere me aliquid et devotio iubet" San Bernardo de Claraval

Ya no le temo al blanco...

"Noto mis palabras libres y a la vez con peso. El peso se lo dan los hechos por los que he pasado, aunque ya se han convertido en alas y plumas que la hacen volar, tan ligera como grave. Sólo ahora que tengo peso, sé volar" Alessandro D´Avenia.

viernes, 29 de agosto de 2008

¡Había la Luna!

imagen, portada revista Huellas

“Subía arriba, arriba, arriba desde el vientre de la montaña, sin placer, más bien miedoso de la liberación cercana. Y no veía todavía el hoyo, que allá arriba se abría como un ojo claro, de una deliciosa claridad de plata.
Se dio cuenta sólo cuando se encontraba en los últimos escalones. En principio, aunque le pareciera extraño, pensó que fueran los fulgores finales del día. Sin embargo la claridad crecía, crecía cada vez más, como si el sol, que él había visto anochecer, hubiera vuelto a aparecer.
¿Posible?
Se quedó –en cuanto desembocó al aire libre- pasmado. La carga se le cayó de los hombros. Levantó un poco los brazos; abrió las manos negras en aquella claridad de plata.
Grande, plácida [sosegada], como en un fresco luminoso océano de silencio, se encontró cara a cara con la Luna.
Sí, él sabía, sabía qué cosa era; pero de la misma manera en que se saben muchas cosas, a las que nunca se ha dado importancia. y, ¿qué le podía importar a Ciaula, que en el cielo hubiera la Luna?
Ahora, sólo ahora, así desembocado, por la noche, del vientre de la tierra, él la descubría.
Extasiado, cayó a sentarse sobre su carga…Allí está, allí está, la Luna…!Había la Luna! ¡La Luna!
Y Ciaula se puso a llorar, sin saberlo, sin quererlo, por el gran consuelo, por la gran dulzura que sentía por haberla descubierto, allá, mientras ella subía por el cielo, la Luna, con su amplio velo de luz, a oscuras de los montes, de los llanos, de los valles que alumbraba, a oscuras de él, que gracias a ella ya no tenía miedo, ni tampoco se sentía cansado, en la noche ahora llena de su estupor”. (Ciaulla, Pirandello)

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Carlos Alberto dijo...

Valeska:

A mí este relato de Pirandello (que no conocía) me ha hecho pensar en un famoso cuento de Isaac Asimov: Anochecer.

Dice Isaac:

Pero el 17 de marzo de 1941, cuando visité el despacho de Campbell, me leyó la siguiente cita de un viejo discurso de Ralph Waldo Emerson titulado La naturaleza: «Si las estrellas aparecieran una noche cada mil años, cómo creerían, adorarían y preservarían los hombres durante generaciones la ciudad de Dios.»

Campbell dijo:

-Creo que Emerson está equivocado. Creo que si las estrellas aparecieran una vez cada mil años, la gente se volvería loca. Quiero que escribas una historia sobre esto y que la llames Anochecer.



Anochecer, Valeska, apareció en septiembre de 1941. Es un clásico de la ciencia ficción. Mucha gente piensa que es lo mejor que ha escrito ese gigante que fue Isaac Asimov.

¡Saludos!

valeska dijo...

Carlos!!!!!!!
hace tiempo quería saludarte, pero ya no se puede escribir en tus blogs... espero estés muy bien.
te dejo un abrazo enorme, leeré el libro que citas, gracias

Anónimo dijo...

Y yo podria decir. . .Habian Estrellas. . .
La emocion que sientio este personaje al ver esta luna gigante, que aparecio frente a el. . creo qe se parece a la mia. . .

Un Saludo Grande!
Nosvemos en dos smenas mas =/





"Todo yo soy una pregunta a la que no sé dar respuesta"
(P. P. Pasolini)



"Él poseía una ingenuidad que le permitía mirar las cosas de nuevo, como si nadie las hubiese contemplado antes que él. Contemplaba al mundo con ojos nuevos, asombrados".
(L. Jonas)