
“Había una vez, hace mucho tiempo, un monje que vivía en un monasterio ortodoxo. Su nombre era Pamve. Y una vez plantó un árbol seco en la ladera de una montaña igual a éste. Luego le dijo a su joven pupilo, un joven llamado Loann Kolov, que debería regar el árbol cada día hasta que éste reviviera. En fin, cada mañana temprano Loan llenaba un cubo con agua y salía. Subía la montaña y regaba el árbol seco y en la noche cuando oscurecía volvía al monasterio. Hizo esto durante tres años. Y un buen día, subió a la montaña y ¡vio que el árbol entero estaba cubierto de flores! Piensa lo que quieras, pero un método, un sistema, tiene sus virtudes. ¿sabes? A veces pienso, si cada día, exactamente a la misma hora, uno tuviera que realizar el mismo y único acto, como un ritual, sin cambiar, sistemáticamente, cada día a la misma hora, el mundo podría cambiar. Sí, algo cambiaría. Tendría que cambiar. Uno podría levantarse por la mañana, por ejemplo, levantarse exactamente a las siete, ir al baño, llenar un vaso de agua del grifo, y vaciarlo en el inodoro. ¡sólo eso!” Tarkovsky
1 comentario:
hola
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