Un nublado se cernía sobre los pensamientos del hombre; eran tiempos lamentables como el clima. Sí, cuando estábamos juntos, de niños, teníamos una nube de tristeza en el alma… Esta es la historia de aquellos viejos miedos, e incluso de aquellos infiernos vacíos, Y nadie salvo tú podrá entender la verdad que cuenta, las dudas que nos asaltaban de noche, mientras hablábamos enardecidamente. Y en la calle amanecía de pronto. Antes de hacerse la luz en la cabeza.
G. K. Chesterton.
No hay comentarios:
Publicar un comentario