¿Qué precio tiene el mundo al lado de la vida? ¿Y qué valor tiene la vida, sino para darla? ¿Y por qué atormentarse cuando es tan sencillo obedecer? ¡Así es como Violena, dispuesta, rápida, sigue la mano que toma la suya!(...) ¡No es vivir, sino morir; y dar, riendo, todo lo que tenemos! ¡Ahí está la alegría, ahí está la libertad, ahí la gracia, la juventud eterna!
La anunciación a María. Paul Claudel.
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