
El optimismo cristiano se basa en el hecho de que no calzamos bien en el mundo. Intenté alegrarme, repitiéndome que el hombre era un animal como otro cualquiera a quien Dios le procura su alimento. Pero ahora fui realmente feliz, porque había aprendido que el hombre es una monstruosidad. Estaba en lo cierto cuando sentía que todo me era extraño, porqueyo mismo era peor y mejor que todo. El placer del optimista era prosaico porque se debía a la naturalidad que hallaba en todas las cosas; el placer cristiano era poético, porque a la luz de lo sobrenatural, todo lo hallaba extraño.
El filósofo moderno me decía una vez y otra que estaba en mi lugar. Pero oí que no estaba en milugar y mi alma cantó de gozo como el pájaro canta en primavera. Este conocimiento descubrióiluminadas habitaciones olvidadas en la oscura casa de la infancia. Supe al fin por qué el pasto me había parecido extraño como la barba verde de un gigante y por qué en mi propio hogar pude sentir nostalgia.
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