
"La emoción que experimentamos al encontrar otra existencia es casi siempre una mezcla de esperanza y miedo. ¿Qué me aportará este ser cuya mirada busco? ¿Me arrancará a mi soledad para arrojarme a las ondas superficiales de la mediocridad cotidiana? ¿O bien su soledad se brindará a la mía como tú, a fin de que juntos formemos una nueva realidad existencial, el nosotros? (...) Para nosotros no hay duda alguna en cuanto a la posibilidad de una autentica comunión entre los humanos. La experiencia no es, por lo tanto, un infierno, un aislamiento sin remedio. Y sin embargo, la experiencia existencial nos enseña también que ninguna comunión humana es absolutamente perfecta ni sacia totalmente la sed de nuestra alma. Es que en corazón de cada existencia hay un núcleo incomunicable, inaccesible a los demás. Y porque la mayoría de los amantes y amigos no quieren respetar ese secreto irreducible de su propio yo y del yo del otro, nacen tantos malentendidos y sufrimientos inútiles. En cierto sentido hasta debe decirse que cuento mas autentica es la comunión existencial entre dos seres, mayor es su sed de comunión absoluta. Parece entonces que la misión principal de la comunión entre humanos es la de prepararlos y conducirlos a la comunión con lo Absoluto, con Dios. Solo en esta etapa habrá alcanzado la existencia toda su perfección, y la muerte ya no aparecerá como catástrofe, sino como realización definitiva de aquella”. (“filosofía cristiana de la existencia”- Ignace Lepp).
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