"Scribere me aliquid et devotio iubet"

"Scribere me aliquid et devotio iubet" San Bernardo de Claraval

Ya no le temo al blanco...

"Noto mis palabras libres y a la vez con peso. El peso se lo dan los hechos por los que he pasado, aunque ya se han convertido en alas y plumas que la hacen volar, tan ligera como grave. Sólo ahora que tengo peso, sé volar" Alessandro D´Avenia.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Un hombre que defienda la brecha

Del monje ruso Andrei Rublev

“Has visto lo que puede hacer el dominio , muchacho? Hay quien le llama a eso “atesorar el fuego”. Lo que quiero demostrarte es que los fuegos “atesorados” duran más y producen más calor. Tú llevas dentro fuegos muy ardientes, hijo mio. En ocasiones, te tornas tan violento como el fuego cuando se le quita el tiro. Eso es falta de dominio. Eso significa que tus llamas suben totalmente, sin beneficiar a nadie, pero tambien significa que te vas a consumir pronto. Aprende a atesorar tus ardores, ¡y arderás muy prolongadamente, hijo mío!.

Hijo, has de arder por Dios. ¡El señor necesita de calor para combatir el frío que debe rodear su Corazón al ver lo que los hombres estan haciendo con su Iglesia!”


“Yo busqué quien se pusiese frente a la brecha frente a mí, a favor de la tierra, para que yo no la devastase, y no lo hallé”(Ezeq., 22- 30) “Aquellas palabras le alucinaban. No le abandonaron en toda la mañana. Le habian sugerido el cuadro de una ciudad sitiada con una brecha en el muro. Veia a un caballero solitario, de pie en la brecha, como unica defensa para todo el pueblo. La imagen hizo vibrar su sangre marcial. Pero lo que le encogió el corazón en la Sala Capitular y seguía agustiándole ahora, era el triste lamento de la última frase: “…y no le hallé”. Se preguntó si el Señor tendría más éxito en la actualidad. No podía liberarse de la idea de que en aquel pasaje había algo personal y dedica a él precisamente. Tal pensamiento le acompañaba obstinado desde el amanecer. Al contemplar ahora las llamas que subían atrevidas, en lugar de ver el triángulo amarillo y oro transparente con base azulada, solo veía la boca de una brecha en la muralla y, más allá de su abertura, un Dios colérico dispuesto a ejecutar la justicia.”

He buscado a quien…, y no lo hallé- murmuró Roberto.

¡Creo que Dios está buscando un hombre que defiendala brecha!"

En el fondo del corazón de cada hombre, Esteban, existe un punto sensible, que si se toca una vez, les hace ser algo más que hombres: ¡ les convierte en santos! Yo lo he visto lo mismo que vos. ¡ Fijaos en lo que ha ocurrido en Europa en estos años úlimos! Proporcionad a los hombres una causa y un caudillo, ¡y llegarán a olvidarse de que son hombres para convertirse en amantes!

(…)¿Seréis vos el caudillo y la causa, la estricta observancia de la Regla benedictina?

-¡Nunca!- exclamó Alberico, el antiguo gerrero-. No hay más que un caudillo único: ¡Jesucristo! Y no existe más que una causa:¡ el honor y la gloria de Dios!”

“Si Dios puede obrar tales maravillas en este pantano, ¡tal vez haya algún día en mi alma unos cuantos pétalos blancos!” (San Alberico)

Citas del libro "Tres monjes rebeldes" de Raymond.

1 comentario:

Carlos Alberto dijo...

Me gusta el título del libro de Raymond: «Tres monjes rebeldes». Tal vez «atesorar el fuego» tenga ver con crecer, con madurar, con «darse cuenta». Con convertirse en un adulto responsable, seguro de sí mismo, capaz de controlarse (y de tomar decisiones importantes) en los peores momentos. Un adulto dispuesto a entender el mundo y sus criaturas.

Posdata: Leí tus comentarios en la entrada anterior. Muy interesantes tus reflexiones. No he leído ni «Barrabás» ni «Cartas a Nicodemo». (No están en mi biblioteca. Qué lástima.)

No creo, Valeska, que vuelva a abrir la ventana para comentar. Me gustaría, pero no puedo.

¡Saludos!





"Todo yo soy una pregunta a la que no sé dar respuesta"
(P. P. Pasolini)



"Él poseía una ingenuidad que le permitía mirar las cosas de nuevo, como si nadie las hubiese contemplado antes que él. Contemplaba al mundo con ojos nuevos, asombrados".
(L. Jonas)